ENTREVISTA: PEPE COLUBI, AUTOR DEL LIBRO "LA TELE QUE ME PARIO"
“La tele que me parió” es el título del libro de Pepe Colubi, que se ha republicado en una edición renovada que apadrina Mondadori. Los españoles pasan una media de 3 horas y 39 minutos diarios frente al televisor, un hábito extendido de obligado análisis que da para más de 300 páginas de anécdotas y comentarios ácidos, que diseccionan un medio tan polémico como influyente.
Colubi, pluma habitual en temas de cultura y espectáculos en diversos medios y autor de ‘El ritmo de las tribus’, colabora con el Festival Internacional de Cine de Gijón y firmó el Libro Oficial de la película ‘La gran aventura de Mortadelo y Filemón’. Teleadicto confeso, amante del ‘zapping’ y arqueólogo inquieto del lado más absurdo de la cultura popular, el singular escritor, afincado en Asturias por culpa de su enfermiza afición a la sidra, señala orgulloso que su retoño de inspiración catódica permite «ver al tele sin encenderla». En su edición especial, cuenta con setenta páginas de nuevo cuño, que amplían un interesante repaso, irónico y desenfadado, de los entresijos de la bendita ‘caja tonta’, o de los sueños, según como se mire: «La tele es fantástica y deleznable a la vez», afirma categórico el autor. Programas infantiles, serie de ficción, ‘reality-shows’, la publicidad, los famosos de todo a cien y más, mucho más, tienen cabida en este producto impreso a degustar sin cambiar de canal.
- ¿La televisión es nutritiva?
- Tiene algunos accesorios francamente inmasticables, como por ejemplo la carcasa y los fusibles, pero los botones del mando son como gominolas. Una vez tardé tres días en comerme una tele de 24 pulgadas.
- ¿Qué te parece cómo anda últimamente el patio televisivo?
- El patio de mi casa es particular, pues pagamos por él y podemos reservarnos el derecho de admisión a programas que no interesan, algo que los más carcas olvidan con frecuencia. La tele es deleznable y maravillosa, sólo hay que tener cierto criterio previo, no esperar a encenderla a cualquier hora y encontrar algo asombroso.
- Una nueva edición, revisada y aumentada. ¿Tan bien se vendió la primera?
- En realidad, se vendieron dos ediciones y esta es la tercera, que pedía a voces un aumento que explicara lo que ha sucedido en los cuatro años transcurridos desde la publicación de la primera.
- ¿Ha cambiado mucho la tele desde entonces?
- Pocos meses después de publicarse la primera edición empezó ‘Gran Hermano’, anticipando esa corriente de telerrealidad que, en contra del pronóstico de los más apocalípticos, no ha cambiado radicalmente al medio, sólo lo ha enturbiado; más que por el género en sí, por la aportación de personajes deformables a las arenas de los programas cutres y rosas. También han aparecido fabulosas series nuevas que aportan su granito a la evolución audiovisual: ‘Malcolm’, ‘Padre de familia’, ‘A dos metros bajo tierra’, los dibujos de ‘Vaca y Pollo’...
- ¿Eres de los que defienden que ‘Gran Hermano’ es un interesante experimento social?
- Afortunadamente, los impulsores del programa abandonaron pronto aquella patraña del «experimento sociológico». Eso no colaba, pero disfruté enormemente con la primera edición del concurso. ¡Hasta llamé al 906 de marras para eliminar al soldado Jorge! En las sucesivas convocatorias, no he dejado de asombrarme con las cotas de patetismo que son capaces de alcanzar sus participantes; dentro de la casa y, especialmente, al salir de ella.
- Hay muchas dudas sobre qué puede considerarse ‘telebasura’ y qué no. Guíanos por el buen camino.
- Exacto, todo son dudas. No está definido el concepto de ‘telebasura’ y la gente se lanza a discutir alegremente sin tener claro a qué nos referimos. Se suele asociar a los programas que tratan temas de prensa rosa, pero incluso en una delimitación tan simple hay categorías. Me gusta disponer de la opción de ‘Crónicas Marcianas’ por la noche, pero no sé qué pintan ‘Sabor a ti’, ‘A tu lado’ o ‘El diario de Patricia’ en sus franjas horarias...
- ¿Hay demasiados canales y nos perdemos con el ‘zapping’?
- He computado que un telespectador puede asimilar un máximo de 30 canales a la vez, pero que se olvide de seguir varias películas, series y concursos a la vez: sólo accederá a mensajes cortos y episódicos. Por eso soy gran seguidor de los programas de ‘zapping’... Es una buena manera de repasar en una hora lo más trágico, ‘freak’, sorprendente y asombroso de la programación.
- ¿Imaginas un mundo sin anuncios de teletienda y teléfonos eróticos?
- Los dos son caras de la misma moneda. Es más, propongo denominar a los segundos “penetienda”, ya que se trata de vender bajas pasiones. El mundo podría vivir sin ellos, pero sería menos divertido...
BORJA CRESPO (Tendencias)