LA TELEBASURA SE HA CONVERTIDO EN UN PRODUCTO CULTURAL DIGNO DE ANALISIS
El weblog Boulesis se ocupa también del polémico tema de la telebasura. Uno de sus interesantes artículos concluye así: "Nadie ve la telebasura, y ésta lidera, en muchas ocasiones, las listas de audiencia. ¿A qué se debe este fenómeno? Probablemente a la crítica de los "intelectuales" que pueblan los medios: periodistas, tertulianos, escritores, artistas... La práctica totalidad de este colectivo mira por encima del hombro a quien ve este tipo de programas. Para no sentirse acomplejado, para no ser "inferior", para aparentar gusto por lo que aquellos llaman "la verdadera cultura", muchos de los que consumen telebasura jamás lo dirían públicamente.
El abismo que se abre así entre los que hacen televisión, los que la ven, y los que la valoran es enorme. La telebasura se ha convertido en un producto cultural más que sin lugar a dudas requiere de un minucioso análisis. Despreciar esta tendencia es ignorar la realidad, y abrazarla de un modo acrítico es igualmente peligroso". Por su interés, reproducimos este análisis: "El concepto de telebasura siempre me ha parecido curioso y llamativo. La documentación que se puede encontrar al respecto es inmensa: en la red hay manifiestos, enfoques educativos, análisis filosóficos e incluso pequeños monográficos lanzados desde las bitácoras. Es un tema controvertido y polémico, que levanta posturas muy encontradas allá donde se plantea: aquellos que lo ven critican la "hipocresía" de los que no admiten verla, y muchos intelectuales la denostan de un modo a menudo elitista y un tanto soberbio. La telebasura existe desde hace ya unos años y su presencia en la pantalla va aumentando día a día, hasta que terminemos clasificándola (como se hace con la basura de verdad): programas del corazón, culebrones, series en las que se vende la intimidad de las personas, abusos de la dignidad del ser humano... La telebasura ha dejado de ser la excepción en la pantalla y por eso hoy me gustaría compartir con vosotros un par de ideas al respecto:
Lo primero que me llama la atención es el propio concepto: "telebasura". La RAE (que, por cierto nos invita a hablar de "violencia doméstica o por razón de sexo") entiende basura como "suciedad" (1ª acepción), "residuos desechados y otros desperdicios" (2ª acepción), "cosa repugnante o despreciable" (5ª acepción) y, coloquialmente, "en aposición, para indicar que lo designado por el sustantivo al que se pospone es de muy baja calidad" (6ª acepción). La pregunta es sencilla: ¿Con cuál de estas acepciones debemos identificar "telebasura"? Según dicen los entendidos, hay programas (tachados por ser telebasura) que son técnicamente impecables (¿se puede decir de algo "técnicamente impecable" que es de baja calidad?). Tampoco parece algo "repugnante o despreciable", pues muchos millones de personas consumen este tipo de televisión. Por esto mismo, tampoco son residuos desechados ni desperdicios, ni podría ser suciedad. La basura es lo que no se puede aprovechar, aquello que ya no tiene utilidad, y por tanto es despreciado. Si aceptamos este criterio, hoy la telebasura, en sentido estricto, está en programas como Negro sobre blanco, Redes, o los documentales de la 2, que son despreciados por una gran mayoría. La telebasura se ha convertido en el protagonista de la parrilla, de manera que no falta quienes argumentan que este calificativo resulta ofensivo para todos los que la consumen, llegándolo a considerar antidemocrático. Nadie diría, por ejemplo, que el pan sea basura por su popularidad.
Otra tensión que siempre acompaña a la telebasura, y que ha sido comentada innumerables veces, es la que hay entre la audiencia de las estadísticas y la "pública". Nadie admite públicamente ver este tipo de programas. En el mejor de los casos, podemos encontrar a alguien que admite ver alguno, pero que en seguida se justifica: "es que tal programa merece la pena, no como este otro...". Nadie ve la telebasura, y ésta lidera, en muchas ocasiones, las listas de audiencia. ¿A qué se debe este fenómeno? Probablemente a la crítica de los "intelectuales" que pueblan los medios: periodistas, tertulianos, escritores, artistas... La práctica totalidad de este colectivo mira por encima del hombro a quien ve este tipo de programas. Para no sentirse acomplejado, para no ser "inferior", para aparentar gusto por lo que aquellos llaman "la verdadera cultura", muchos de los que consumen telebasura jamás lo dirían públicamente. El abismo que se abre así entre los que hacen televisión, los que la ven, y los que la valoran es enorme. La telebasura se ha convertido en un producto cultural más que sin lugar a dudas requiere de un minucioso análisis. Despreciar esta tendencia es ignorar la realidad, y abrazarla de un modo acrítico es igualmente peligroso.