NO NOS QUEJEMOS DE LA LLAMADA TELEVISION BASURA
"No nos quejemos de la llamada televisión basura: hagamos una televisión mejor. No nos quejemos del diario Egin: detengamos a 110 de sus 150 redactores si han delinquido, pero no cerremos un periódico –un periódico no delinque–, ni secuestremos una película, ni censuremos programas de televisión. No tengamos miedo a la liberdad de expresión, no la toquemos!". Quien eso afirma, dando una lección de tolerancia a muchos, es Luís María Anson. Y lo ha dicho en TVE, desmarcándose de otros profesionales de la comunicación que -curiosamente- quieren atacar la denominada "telebasura" a través de la censura. Un periodista censor es como un negro racista o un bombero pirónamo: una contradicción en los términos.
Estas importantes declaraciones de Luis María Anson, director del diario La Razón, han tenido menor repercusión que las de su colega José Luís Cebrián que se atrevió a decir una de las mayores barbaridades sobre este tema: "La telebasura es un proplema más grave que el del terrorismo o las drogas". Las declaraciones de Anson, más inteligentes, han merecido -eso sí- un brillante comentario del crítico de "La Vanguardia", Victor Amela, que reproducimos a continuación:
NO CENSUREMOS PROGRAMAS DE TV, NO TENGAMOS MIEDO A LA LIBERTAD
Hace unos meses, Carlos Dávila entrevistó en "El tercer grado" (La 2) a Luis María Anson. Dávila representa en TVE a la derecha más apelmazada y esclerótica del orden constitucional, de tal modo que, ante sus preguntas, las respuestas de Luís María Anson parecían las de un libertario. (Bueno, las de un relajado liberal.) Cuando Dávila pinchó a Anson para lanzar al alimón una descarga de caballería a sable desnudo contra la telebasura, fue Anson y le soltó: "No nos quejemos de la llamada televisión basura: ¡hagamos una televisión mejor, que eleve y guste más que esa otra! No nos quejemos de la película "La pelota vasca": ¡hagamos cinco película que digan lo contrario! No nos quejemos del "Egin": detengamos a 110 de sus 150 redactores si han delinquido, pero no cerremos un periódico –un periódico no delinque–, ni secuestremos una película, ni censuremos programas de televisión. ¡No tengamos miedo a la liberdad de expresión, no la toquemos! Además, a mí me gustaban las crónicas de fútbol del Egin." Sólo puedo decir una cosa de este ansoniano alegato: que firmo debajo.
VICTOR M. AMELA (La Vanguardia)