EL PRESENTADOR DE CRONICAS MARCIANAS HABLA DE POLITICA
Javier Sardá, el presentador de Crónicas Marcianas tiene grandes defensores y grandes detractores. Tanto unos como otros coinciden, sin embargo, en considerarlo una persona inteligente, un profesional eficaz y un periodista independiente. Últimamente se empieza a valorar, para bien o para mal, su gran capacidad de líder de opinión, sobretodo entre los jóvenes. Algunos expertos consideran que su postura, contraria a la guerra de Irak y muy crítica con el PP, manifestada públicamente en Crónicas Marcianas en momentos de máxima audiencia, han contribuido a la movilización del "no a la guerra" y, posiblemente, a una mayor participación electoral de la franja juvenil de 18 a 25 años. No es de extrañar, pues, que las iras de los manifestantes de la calle Génova tras la derrota del 14-M se dirigieran, en forma de insultos, a Javier Sardá y Pedro Almodóvar. Pero, ¿cuáles son las ideas políticas de Javier Sardá? Aunque el presentador de "Crónicas Marcianas" no es muy proclive a las declaraciones públicas, en este artículo responde, sin pelos en la lengua, a preguntas como éstas:
¿De verdad crees en la política? ¿Qué te parecen los políticos de este país? ¿De qué partido político aceptarías una oferta para presentarte a las elecciones? ¿Cómo tienes la cara de contribuir al aborregamiento nacional y luego ir de progre anti-PP? ¿Qué opinas de Fidel Castro?¿Hubieras ido a la boda de la hija de Aznar si te hubieran invitado? ¿Qué les preguntarías a Bush y al Rey si pudieras entrevistarles? ¿Qué opinas de la pena de muerte? ¿Qué opinión te merecen los nacionalismos? ¿Cuántas veces te han censurado en Crónicas Marcianas? ¿Por qué no te atreves a meterte con la Iglesia? ¿Designarás a tu sucesor, como Aznar? ¿Te gustaría participar en alguna tertulia radiofónica y hablar de política? ¿No tienes miedo que te quiten el programa por meterte con los políticos? Estas son las respuestas de Javier Sardá.
- ¿De verdad crees en la política?
- No se trata de creer o no creer en la política porque la política está ahí, es una realidad que no podemos obviar. Se trata de distinguir entre unos tipos de política y otros. Es como preguntar ¿de verdad crees en los árboles? Pues claro, los hay que son bonitos, otros feos, otros frondosos, altos, bajos… los hay que me provocan alergia y los hay que los plantaría en mi jardín. Es exactamente lo mismo. Hay políticos que me producen alergia y, últimamente, no sólo a mí sino a todo el país. Yo creo que se ha producido un fenómeno sociológico en España al haberse convertido en un país que vuelve a protestar como hacía años que no lo hacía, que vuelve a movilizarse como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Y hemos visto a un gobierno noqueado por la realidad, que por una cuestión de tres o cuatro errores tácticos le sucedió en unos meses lo que no le había sucedido en dos legislaturas. Claro que creo en la política y creo que los errores en política se pagan y esa es la grandeza y miseria del sistema democrático: tener que aguantar a gente impresentable porque han obtenido la mayoría de los votos de forma legítima en unos comicios, no hay ningún problema, para eso están las elecciones. Lo que ha pasado en España en los últimos años le reconcilia a uno con la política en el sentido más amplio. Aznar se ha dado de bruces con un país al que desconoce como poca gente desconoce a un país. Aznar ha tropezado con su propio bigote.
- ¿Qué te parecen los políticos de este país?
- Por lo general yo tengo una relación con la política de amor-odio y sin embargo considero a los políticos necesarios, imprescindibles. En algunas partes del país son héroes. A mí las personas que se presentan a las elecciones municipales para conseguir un puesto de concejal en determinadas alcaldías sencillamente me parecen héroes en el sentido más amplio de la palabra y por lo tanto jamás oiréis de mí una crítica global a la política. Dicho esto, lo que sí creo es que son un poco cortados, sí creo que faltan líderes que sorprendan, más carismáticos, más arriesgados. Las elecciones no las gana nadie, las elecciones siempre las pierde alguien. Y el que está mejor colocado de la oposición es quien pasa a ganarlas. Suárez perdió las elecciones generales del año 1982 y las ganó Felipe. Luego las perdió Felipe y ahí estaba Aznar que no entusiasmaba ni al colegio de árbitros. Y así sucesivamente.
- ¿De qué partido político aceptarías una oferta para presentarte a las elecciones?
- De ninguno, por descontado. No me considero capacitado ni con la personalidad para dar tantas explicaciones y ser políticamente correcto. Yo puedo hacer en mi programa, porque es un programa de autor, lo que me dé la gana. Es un programa con firma, es un editorial. En política no se puede hacer eso y por lo tanto no lo soportaría.
- ¿Cómo tienes la cara de contribuir al aborregamiento y luego ir de progre anti-PP?
- ¡Cómo me gustan las contradicciones en las preguntas! Se puede ser progre y aborregado. Se puede ser progre y tener unos esquemas de opinión absolutamente basados en una plantilla de calco de dibujo infantil. Se puede ser progre y facha, ese siempre ha sido mi criterio. Pero también se puede ser facha y liberal. Por tanto, cuidado con lo de progre, que es una palabra que a mí me inspira desconfianza a veces, precisamente porque aquellos que te son más cercanos son los que te generan las mayores críticas. Dicho esto, considerar que la gente cuando elige un programa lo hace desde el aborregamiento es olvidar que tiene que haber productos de entretenimiento que no por ello carezcan de calidad. A mí no se me ocurriría nunca, pero nunca, calificar de borrego al público que decide que le gustan determinadas cosas. Considerar que los demás son borregos y algunos, pocos, iluminados, me desagrada. Jamás me gustaría ser de los que catalogan así a un número tan grande de ciudadanos que optan por un programa desde hace siete años.
- ¿Qué opinas de Fidel Castro y de la evolución del comunismo en Cuba?
- Fidel Castro es el Stalin de la Señorita Pepis, el último de los grandes… en síntesis, un dictador y, además, iluminado. Se puede ser dictador sin ser iluminado y se puede ser iluminado sin ser dictador, pero, en este caso, se unen ambos conceptos. Él es de los dictadores iluminados y desde hace muchos, muchos, muchos años, las sociedades se miden por la capacidad de sus ciudadanos para defenderse contra el Estado. Por tanto, si aplicamos esto, hace muchos, muchos años que considero que Fidel Castro es, simple y llanamente, un tirano. Un tirano, además, investido de lo que él entiende que es la verdad. La verdad, que generalmente es algo interesante, que es algo que debemos perseguir, la verdad como sentido común son dos tiranos, son dos conceptos que nosotros, en nuestro interior, debemos relativizar y no considerar que la tenemos, que no poseemos la verdad. La verdad me da asco, el sentido común a veces también me da asco porque son patas de una estructura en base a la cual, lo mismo que la religión, que el comunismo o que el fascismo, se han cargado a mucha gente y han justificado muchas atrocidades.
- ¿Cómo tienes tantos cojones para pasar de toda la clase política sin arrugarte el traje de luces todas las noches?
- Sólo hay un mecanismo para pasar de la clase política haciendo televisión y es arrasar, tener una audiencia que haga que la propia cadena en la cual uno está emitiendo su programa le considere a uno un valor televisivo y por lo tanto que la cadena esté dispuesta a soportar las críticas y recibir protestas enérgicas por parte de diversos sectores. Sin duda, "Crónicas Marcianas" tiene unos enemigos claros: los sectores conservadores de la sociedad española, la Iglesia Católica y los progres trasnochados. La audiencia es quien decide qué programas se quedan y cuáles se van. Y con el potencial de audiencia que tiene "Crónicas", no tiene ningún valor decir lo que me sale de los cojones.
- ¿Qué opinas de la pena de muerte? ¿Cambiarías de opinión si violaran y mataran a alguien de tu familia?
- No cambiaría de opinión respecto a la pena de muerte entendida como asesinato del Estado cometido a sangre fría. Otra cosa es que yo decidiese en un momento determinado matar a alguien, pero eso no tiene nada que ver con la pena de muerte. Entiendo que la víctima o los familiares de la víctima quieran tomarse la justicia por su mano. No descarto que yo lo desease, incluso que llegase a hacerlo. Pero eso no tiene nada que ver con la pena de muerte. A mí me parece uno de los actos más execrables de la vida. Por cierto que, en ese aspecto, están de acuerdo tanto George Bush como Sadam Hussein.
- ¿Qué tres preguntas le harías a Bush si pudieras traerle al plató de Crónicas?
- Yo, a Bush, la verdad es que sólo le haría una pregunta: él que cree tanto en Dios, ¿cómo es posible que exista Dios y que él pueda ser presidente de los Estados Unidos? A mí me pasa esto y me convierto automáticamente en un agnóstico, como mínimo. Si Dios existiese, Bush no sería presidente de los Estados Unidos.
- Y si pudieras llevar al Rey Juan Carlos a Crónicas, tú que ya le has entrevistado, ¿qué te apetecería preguntarle?
- Me gustaría preguntarle, lo cual no significa que yo crea que se puede preguntar, si a veces no está hasta los cojones de ser rey, si no está hasta los cojones de Aznar, si no le preocupa el futuro de las relaciones sentimentales de sus hijas, no sólo el futuro del Príncipe.
- ¿Hubieras ido a la boda de la hija de Aznar si te hubieran invitado?
- Sabe Dios, sabe Aznar, sabe la madre, sabe la hija, sabe el novio, saben los suegros y sabe mi vecina del quinto, que en ningún caso hubiera ido.
- ¿No tienes miedo que te quiten el programa por meterte con los políticos y con personas importantes?
- Este es uno de los miedos que no tengo. Y por múltiples razones. Primero porque me harían un favor al permitirme un largo descanso. Después porque no soy el único profesional independiente del medio y espero que en el futuro lo sean todos. Por si fuera poco, porque estoy seguro que los políticos con ganas de censurar estarán pronto jubilados o en el paro. Y finalmente, porque mi fuerza y mi independencia ni me la doy yo ni me la quitan otros: es obra de todos los que forman parte de ese grupo (numeroso en el caso de “Crónicas”) al que llaman "audiencia".
- ¿Cuántas veces te han censurado temas en el programa?
- Quien haga programas diarios de radio o de televisión no puede decir que en algún momento no haya tenido un disgusto considerable por este asunto. En la actualidad puedo decir, con mayúsculas, me creáis o no me creáis, que Telecinco no se mete en los contenidos de Crónicas Marcianas. Y no lo hace por dos motivos. Seamos sensatos, en primer lugar porque funciona muy bien, pero también porque han acabado confiando en el equipo, que no tiene porqué coincidir ideológicamente con la empresa, ni tiene porqué coincidir con la dirección, faltaría más, pero en un equipo en el que, llegando al radicalismo, no se roza la insensatez. Por tanto, discrepando del programa, y yo estoy convencido que en algunas ocasiones esa discrepancia es profunda, saben que está en manos de gente que no está decididamente loca. Yo creo que el Crónicas Marcianas es uno de los programas de libertad clara dentro del actual panorama de la televisión en nuestro país.
- ¿Qué opinión te merecen los nacionalismos?
- ¿Verdad que todo el mundo entiende que se puede ser agnóstico con naturalidad, que cuando se pelean los católicos entre sí, o los católicos con los musulmanes uno dice "no va conmigo"?, pues bien, en el caso de los nacionalismos reivindico algo parecido, soy agnóstico. No me parece el tema esencial, siempre que se respeten los derechos de las distintas autonomías en España. Me parece que es una trampa de políticos el conflicto permanente para justificar esa tensión que les da sentido, sin la cual habría opciones políticas que realmente no existirían o no tendrían sentido. Me interesa que la gente pueda llegar a final de mes. Lo siento, soy muy mediocre y, como decía Octavio Paz, olvídense de las grandes palabras con mayúsculas que han causado tantos estragos y gestionen, por favor, nuestros bienes si es que nos queda alguno, si es que los tenemos. Sean gestores humildes, déjense de discursos de fin de año "jomeinistas". Yo, sencillamente, creo que a la gente le preocupa su sanidad, sus carreteras, sus hospitales, los colegios de sus hijos, llegar a final de mes, cómo está el mercado… y lo demás son ostias.
- ¿Qué te parece que hoy en día se sigan aplicando torturas a los etarras en las cárceles o a los que ellos consideran que son etarras?
- Es muy sencillo. No entiendo determinadas preguntas. Estoy en contra de las torturas. A partir de ahí, ya no caben matices respecto a quienes las aplican. Los máximos torturadores de este país son los etarras, pero estoy en contra, sin ninguna duda, de la tortura aplicada a los etarras. Si me indigna lo que hace ETA es porque estoy en contra de la violencia, independientemente de los motivos o las razones. No hay más. Y justamente por esa razón estoy en contra de la pena de muerte, en todos los casos y en todas las circunstancias, sin excepción. Así que, por supuesto que estoy en contra de las torturas que puedan recibir los etarras y cualquiera que las sufra, con independencia de quién las aplique.
- ¿Por qué no te atreves a meterte con la Iglesia, tienes miedo de que te quiten el programa?
- Si la Iglesia pudiera quitarme el programa, no te quepa ninguna duda de que lo habría hecho ya. Las protestas de la Iglesia son múltiples: de orden moral porque salen pezones, de orden político porque es un programa progresista… Hemos recibido muchísimas críticas de la Iglesia y hemos vacilado lo que no está en los escritos, valga la expresión. Si Crónicas Marcianas no ha vacilado a la Iglesia, que baje Dios y lo vea y, de paso, si así fuese, que nos dé una patada en el culo. En alguna ocasión me han preguntado qué tengo yo contra la Iglesia. Y mi respuesta ha sido que la pregunta hay que invertirla claramente. Históricamente, ¿qué tiene la Iglesia contra los laicos, contra los que no creen, contra los que son independientes de la religión? Es la Iglesia la que toma un papel activo contra los que no creen porque entiende que estamos fuera del buen camino. La Iglesia tiene una misión: evangelizar. Por esa razón, a lo largo de la historia, la Iglesia ha hecho la vida bastante imposible a los laicos. No es que el anticlericalismo nazca espontáneamente, sino que nace como un mecanismo de defensa. Yo no tengo nada en particular contra la Iglesia, pero lo que me gustaría en realidad, lo que me encantaría, sería que Iglesia no tuviera nada contra mí.
- Cuando ex compañeros tuyos como Iñaki Gabilondo dicen que le has defraudado como profesional, ¿cómo te sientes?
- Con la magnífica tranquilidad de saber que cada uno tiene unos parámetros propios en la vida para emitir juicios, mi límite de lo inaceptable en el mundo en el que trabajamos es divertir, pasarlo bien y hacérselo pasar bien a la gente, ese es el mínimo del que nunca se puede bajar. Cuando recibo críticas por parte de compañeros diciendo que les he defraudado, que sepan que yo me he abstenido a lo largo de mi trayectoria, de decir cuándo me han defraudado a mí o si nací a la profesión ya defraudado por ellos. Que todo el mundo analice el producto que ofrece y mi criterio es que un minuto de aburrimiento, insisto, es mi criterio, que puede ser muy personal y puede ser compartido o no, pero un minuto de aburrimiento en televisión es peor que un minuto de riesgo y de pasarse de la raya. Además, nuestro programa, al ser un latenight show, tiene voluntad de trasgresión y es así como tiene que ser, aunque la verdad es que algunos programas diurnos nos ponen el listón muy alto. Prefiero pasarme que aburrir, prefiero hacer un programa alucinante que canonizante.
- Cuando seas mayor, ¿te gustaría participar en alguna tertulia de radio y hablar de política?
- Cuando yo sea viejo no creo que existan las tertulias radiofónicas entendidas como las que se hacen hoy. El medio radio tendrá pronto medidores de audiencia más fiables y los programadores descubrirán que no pueden hacerse tantas tertulias ni tan simultáneas. De todas formas, si ese chollo continúa, no me importaría que me pagaran por decir lo que pienso y no me descontaran del sueldo una parte por cada uno de los análisis equivocados que pudiera hacer. Coñas aparte, lo cierto es que no me creo capacitado ni, por supuesto, soy tan sabio como para pontificar sobre cualquier tema.
- ¿Ya has pensado en tu sucesor? ¿Lo designarás, como Aznar?
- ¡Qué va! La televisión no funciona como una dinastía tipo Aznar. Pero tampoco es una democracia en la que los espectadores puedan elegir a sus presentadores. El equipo directivo de Telecinco es quien lo decidirá en su momento. No tengo ni idea quién será este “sucesor”, pero tengo la ligera intuición de que esta persona no está presentando ningún programa de televisión en la actualidad. Probablemente está en alguna emisora de radio, en alguna cadena local, en alguna Facultad… No sé, digo yo.
- ¿Por qué siempre que se habla de basura en los medios de comunicación se limita a la tele y nunca a otros medios, como la radio o los periódicos?
- Más de uno de esos que se llenan la boca hablando de basura cuando se sientan en el sofá y se ponen a mirar la televisión tendrían que pararse a pensar en eso. Cuando una radio lo hace todo por sus oyentes o un diario lo hace todos por sus lectores, pensamos: ¡qué bondadosos! Cuando una televisión lo hace todo por la audiencia pensamos: ¡qué hijos de puta! Por ejemplo, algunos diarios que nos critican que hagamos determinadas cosas "por dinero", publican unos anuncios por palabras del tipo "te la chupo vestida de colegiala". Hay algo peor que hacer una cosa por dinero: es hacer otra cosa, de más baja calaña… y por poco dinero. Concretamente, en el texto citado, por apenas diez o doce euros. En fin, creo que la respuesta a la pregunta es que son paradojas de la vida… o errores de análisis.
(Frases extraídas de diversas entrevistas periodísticas con Javier Sardá y del libro "Me encanta que me hagas esta pregunta", Javier Sardá, Aguilar, 2003)
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